Cuidado con la codicia

¿Cómo relacionarnos con Dios y qué busca Él en una persona? De acuerdo con el obispo Franklin, muchos no saben la respuesta, por lo que el diablo trabaja para que profanen las cosas sagradas y estén cada vez más distantes de la presencia de Dios.

Cuando Él creó al hombre, lo puso en el paraíso y le dijo: «De todo árbol del huerto podrás comer, pero del árbol del conocimiento del bien y del mal no comerás, porque el día que deél comas, ciertamente morirás.» (Génesis 2:16-17).Cuidado con la codicia

Con ello, Dios quería provocar dentro del hombre reverencia y respeto hacia Él. No obstante, cuando Eva fue seducida por el diablo, entró en ella la codicia y pensó: «este árbol es diferente». Así, el mal logró que se profanara lo sagrado.

 

Las 10 cosas más sagradas

 

  1. Dios
  2. Espíritu Santo
  3. Palabra
  4. Nombre
  5. Vida
  6. Matrimonio
  7. Padre y madre
  8. Altar
  9. Ofrendas y diezmos
  10. Iglesia

 

Las cosas sagradas son las que son santas y no se pueden tocar. Por ejemplo, en los diez mandamientos está escrito que: «No te harás ningún ídolo, ni semejanza alguna de lo que está arriba en el cielo, ni abajo en la tierra» (Éxodo 20:4). Por lo tanto, al adorar algo o alguien como si fuera Dios, Lo estoy profanando a Él; ese ídolo puede ser incluso un famoso. La caída de Lucifer sucedió porque quiso ser mayor que Dios, y hoy muchos hacen lo mismo, ocasionando su separación del Creador.

El matrimonio también es una cosa sagrada. «Hay quienes ya no valoran el matrimonio. Con 30 años de casado, soy una especie en extinción, porque en estos días las parejas no duran nada. La gente piensa que la institución del matrimonio es fallida; el diablo creó esa idea en la sociedad para que las personas no se casen y digan: “un papel no significa nada”, pero, si no significa nada ¿por qué no se casan? Porque el diablo las convence para profanar», explicó el obispo.

Del mismo modo, Dios nos dijo: «Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días sean prolongados en la tierra que el Señor tu Dios te da.» (Éxodo 20:12). No obstante, en la actualidad se perdió ese respeto. «Cuando mi papá y mamá todavía vivían, aunque yo era obispo, les pedía la bendición. Ahora existen lugares en donde les enseñan a los niños a no sujetarse a sus padres. Asimismo, la serpiente le dijo a Eva que “no era tan grave” desobedecer, y que “Dios sabía que si comía de este árbol no iba a morir, sino solo conocería el bien y el mal, y serían como Él”». Sin embargo, Eva ya conocía el bien, pero no el mal y era lo que el diablo quería. En nuestros días el diablo sigue usando el mismo argumento para que se pierda esa reverencia.

 

La iglesia también es sagrada, no obstante, al ingresar al salón, «hay quienes no ponen el celular en silencio, entran comiendo o con chicle y lo pegan en la butaca». Incluso, el Altar es el lugar más santo que existe en la iglesia, tampoco puede ser profanado, pues existen consecuencias. Otro mandamiento sagrado es el diezmo. Los que obedecen esa ordenanza están colocando a Dios como el primero en sus vidas. El obispo explicó que una persona no puede ser fiel solo porque la iglesia lo dice, ni por miedo a Dios, sino por reverencia; lo que el Señor quiere es ese respeto. «No podemos tocar en las primicias porque le pertenecen a Dios». De la misma forma, la Biblia es sagrada. «No es un libro como cualquier otro, por eso hay que tener temor y cuidar nuestra Biblia. Hay personas que la usan como portavasos o para almacenar documentos, colocan objetos encima de ella, pero la Palabra de Dios es sagrada».

La familia también lo es. «Por eso, no puede permitir que su familia sea destruida, sus padres e hijos son sagrados», dijo. Todo lo anterior son cosas que para Dios tienen mucho valor y no podemos tratarlas de cualquier forma, porque si lo hacemos estamos afrontando a Dios.

 

La fe que Le agrada

 

«Al entrar Jesús en Capernaúm, se acercó un centurión y le suplicó: Señor, mi criado está postrado en casa, paralítico, sufriendo mucho. Y Jesús le dijo: Yo iréy lo sanaré. Pero el centurión respondió: Señor, no soy digno de que Tú entres bajo mi techo; solamente di la palabra y mi criado quedarásano. Porque yo también soy hombre bajo autoridad, con soldados a mis órdenes; y digo a este: Ve, y va; y al otro: Ven, y viene; y a mi siervo: Haz esto, y lo hace.Al oírlo Jesús, se maravilló y dijo a los que lo seguían: En verdad les digo que en Israel no he hallado en nadie una fe tan grande.» (Mateo 8:5-10).Cuidado con la codicia

Aquel centurión era un soldado romano, por lo tanto era ajeno a la tradición de Israel, pero en ese entonces ellos estaban gobernando Israel a punta de espada. Ese hombre tenía un criado que estimaba mucho y cuando escuchó hablar de Jesús, entendió que no era cualquier persona, y fue hacia Él sin imponerle nada. «Al ser un soldado romano, pudo haberle dicho: “o lo curas o te mato”. Sin embargo, fue hacia Él humildemente y le pidió Su ayuda».

¿Qué clase de fe vio Jesús en ese hombre para que quedara tan admirado? Vio en él la fe que reverencia a Dios. «En otras palabras le dijo: “Soy muy pecador para que entres bajo mi techo, solo quiero que me des una Palabra”. Pues incluso, el centurión veía la Palabra de Jesús como sagrada, entendía que Su Palabra era verdad».

Un tipo de fe como la del centurión es la que le llama la atención del Señor. Él no encontró esa fe ni en Israel, como Jesús a veces no la encuentra en la iglesia, porque las personas quieren hacer su voluntad. De acuerdo con el obispo, Dios no quiere que uno vaya a la iglesia solo porque el pastor le dijo, ni por un cargo de conciencia, sino que la persona diga: «Lo primero que voy a hacer es buscar a mi Señor».

«Usted puede ser como el centurión y ser humilde para aceptar que Lo necesita. Si reconoce que no es digno, pero quiere Su presencia y Lo busca, el Espíritu Santo vendrá», finalizó.Cuidado con la codicia

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